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Los siete moles.
En el caleidoscopio culinario que es Oaxaca, los siete moles emergen no solo como platillos, sino como epopeyas en cazuela, cada uno un universo en sí mismo, atestiguando la pertinencia insoslayable de la tradición frente al (a veces insípido) embate de la modernidad globalizadora.
El Negro, solemne y profundo, con su concilio de chiles tatemados y ese dulzor que no pide permiso, secreto a voces de abuelas y mayordomos.
Envase flexible con 750 ml (4 porciones). Totalmente sazonado, listo para calentar y comer. No requiere refrigeración hasta por dos años.

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